Sexo salvaje
Nos encanta la playa, el sol, el mar, pero más nos gusta el sexo, si, el sexo rico, crudo, salvaje.
Me lo quería hacer, yo quería que me lo hiciera, pero no nos imaginábamos que a ella también le gustaría.
Primero se acercó a mi, me vio desnuda y con tantas ganas de tenerlo, de sentirlo. Me tomó, se fue a mis pezones, a mis senos suaves, hermosos, deseosos de placer.
Luego yo me fui a él, a su miembro, a su pene erecto, que ya se apresuraba por entrar, y entro, duro, profundo, caliente.
Después llegó ella, inesperada, pero bienvenida, y lo hicimos los tres, nos lo hizo a las dos, se lo hicimos nosotras y fue allí que acabo, botándose todo sobre mi cara de virgen inocente que se quema por dentro de lujuria, de sexo, de ganas.
Después, nos bañamos en la playa, desnudos, mirando el atardecer, esperando la noche, procurando el placer.
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