Negra y Blanca
Esa mona es muy gomela, es decir, esa rubia se las da de high society , pero se me queda mirando como quien se quiere comer un pollito asado... Yo no le hacía mucho caso, pero un día en el ascensor se me acercó como mucho, rozando sus senos a mi espalda. Sentí sus pezones casi que como una aguja, voltee a mirar y ella sin siquiera espabilar me lanzó una sonrisa.
Nos bajamos en el mismo piso, ella detrás de mi y vi la puerta abierta de una sala de espera, un salón, que tenía un sofá. La tomé de la mano y ella no se resistió.
Entramos al salón, cerré la puerta con seguro y la senté en el sofá. Ella desesperada se quitó la ropa, llevaba un hermoso babydoll rosado, de seda, suave y pálido como su piel.
Le dije, se la vas a chupar a esta negra que te va ha hacer su amante hoy. Le di a probar la punta de mi lengua, le destapé los pechos, le lamí el pezón, tan blanco como el resto de su piel. Le levante las piernas y separándolas ligeramente, pasé la lengua por su vulva húmeda, mojadísima, y me la comí hasta que ya no soltó una gota más de ese almizcle que era tan transparente como ella toda.
Luego que acabó, le dije, ahora me lo haces tu y me vas a comer toda por detrás. No lo pensó, y llevo su lengua a mi culo de chocolate para devorarselo. Luego acabamos juntas, frotándonos la vulvas, haciendo una tijereta deliciosa que nos dejó todas empapadas.
Que rica esa mona, y ahora es mía, toda mía.
Fotos: VivThomas
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