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¡Esta vez lo cuento yo!

Esta história tiene una primera parte. Si prefieres leer la primera parte primero, haz click aquí.

 

Más o menos un mes después, nuestros amigos volvieron, pero esta vez acompañados de una amiga que llegaba del extranjero. Tenía un aspecto muy joven, casi infantil, realmente no pude saber su edad. Sin embargo, era muy atractiva y a lo largo de la visita sostuvimos conversaciones donde demostraba ser bastante adulta en su manera de pensar.

 

Yo me desmotivé un poco ya que pensé que nuestro encuentro no sería igual esta noche con la presencia de la jovencita, ya que no nos atreveríamos a desinhibirnos como antes.

 

Sin embargo, al rato, luego de cenar y de tomarnos unos tragos, la conversación empezó a ponerse interesante cuanto nuestra nueva invitada comenzó a relatar sus experiencias en Holanda, de donde recién llegaba.

 

Comenzó hablando de lo libre que son en el sexo, lo guapo que eran los hombres y lo divertidas y sexys que eran sus amigas en las fiestas de la universidad...

 

Nos contó que una noche que regresaban de una fiesta, desde el pasillo escucharon gemidos que salían de una de las habitaciones. Se detuvieron y escuchaban varias voces diciendo cosas como... ”sí, ahí, ahí, sí, hum, lame, lame ahí, tómalo tú, ahí sí, chúpala, chúpala a ella, ahí...“ Nos dijo, "En el pasillo nos comenzamos a excitar un poco, y sin darnos cuenta, pronto estábamos acariciando nuestros cuerpos. Nuestros dedos se deslizaron bajo las prendas íntimas y las manos tomaban senos que comenzaban a asomarse fuera de las blusas”...

 

Ella contaba y nosotros comenzamos también a sentirnos calientes.

 

Estábamos todos en el sofá. En un instante mi esposo no pudo evitar tocarse el miembro sobre el pantalón. Me miró y lentamente sacó su pene erecto. No pude evitar comenzar a frotárselo mirando a nuestra amiga contar su historia.

 

Nuestra amiguita no se sorprendió demasiado y mientras seguía contando su historia, sin mayor pudor, se acercó y me ayudo con mi esposo mientras yo acariciaba mis pechos.

 

Allí me di cuenta de que nuestros queridos amigos nos habían tendido una trampa, y que la chiquilla ya sabía a lo que venían.

 

La tomé de la cabeza y se la bajé hasta el pene de mi esposo para que se lo mamara.

 

Yo lo besaba y ella levantaba su cabeza y me besaba también, nuestros amigos nos acariciaban y pronto ya estábamos todos desnudos haciendo un círculo erótico.

 

Entre ella y yo se lo mamábamos a mi esposo y nos besábamos. Nuestros amigos la acariciaban a ella, lamían su vulva. Luego mi esposo y su amigo la follaban, mientras nosotras tres nos besábamos, chupábamos los pezones y lamíamos nuestras vulvas, hasta que todos quedamos tendidos en el piso de la sala.

 

Finalmente, las tres terminamos chupándoselo a ellos hasta hacerlos acabar, y con su semen en nuestros labios y bocas, decidimos besarnos apasionadamente.

 

Terminamos mirándonos sonrientes, extasiados, como quienes acaban de terminar un partido de tenis muy reconfortante...  

 

¡Estas niñas aprenden demasiado en el extranjero!

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