El sillón
Todas tenemos un lugar favorito en casa. Un lugar que nos acoge, y donde podemos pasar horas, sin necesidad de movernos de allí.
A mi me gusta un viejo sillón que está junto a la ventana. Es muy cómodo. Allí leo mis libros y revistas, allí hablo por teléfono y, a veces, me quedo plácidamente dormida; como hoy.
Al cabo de un rato, suelo despertar, y aun somnolienta, por alguna extraña razón, me siento con muchas ganas de sentir placer. Despierto con los pezones erectos como alfileres que quieren traspasar mi blusa. No puedo evitar tocarme, sentirme, ...siento que van a salir disparados como balas de deseo. Me los pellizco suavemente, pero con fuerza suficiente para que me duelan un poquito, rico como mordiscos. Uso mis uñas, lastimándome ligeramente.
Allí es cuando me tengo que desnudar completa y sentirme entre las piernas. Percibir mi olor a sexo y deseo, echándome hacia atrás y abriendo mis piernas a todo lo que dan, separándose los labios de mi vagina empapada.
Termino rodándome hacia el piso, dándome rápidamente en el clítoris y hundiendo mis dedos muy profundo, rápido, constante, más y más y más rápido, hasta no poder sino apretar mis piernas con mi mano entre ellas y soltar un gemido involuntario, delicioso, para quedar dormida nuevamente.
Fotos: TheLife Erotic TLE
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Fotos: TheLife Erotic TLE