Dulcita
Cuando estoy tranquila y relajada, mi imaginación comienza a despertarse, y me da por hacer locuras.
Ayer me provocó algo dulce, y lo único que encontré en la nevera fue una chupeta de fresa, friíta, redondita y deliciosa, dulcecita. Comencé a chuparla y la sensación de placer que sentí me provoco algo de morbo. Su forma y color me llevó a lamerla con toda mi lengua, y sin darme cuenta comencé a humedecerme.
Sentí como mi entrepierna se mojaba, sintiéndome cada vez más excitada, y no pude resistir la necesidad de metermela, introducirla entre mis labios vaginales y girarla como lo hago en mi boca.
Me la fui comiendo poco a poco, suavemente, endulzando mi boca y mi vulva, chupándola con ambas ranuras, de mi boca a mi cuca, de mi cuca a mi boca, saboreando mis fluidos vaginales endulzados, deliciosos.
Al final, metía y sacaba la chupeta húmeda, rápida y repetidamente en mi vagina. Recorría mis labios vaginales y exploraba con ella todo mi coño, hasta que inevitablemente me corrí, gimiendo de la forma más dulce y acaramelada que jamás me imaginé.
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