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Éramos Amigos

 

Éramos amigos, pero no realmente amigos íntimos, yo había sido su instructor en un curso que dicté, allí nos conocimos., y también trabajamos juntos en un proyecto durante el mes de diciembre,  para el cual le pedí su colaboración. Pero luego de eso no nos habíamos visto en meses.

 

Pasó en tiempo, y un día del mes de julio estaba en mi oficina y sonó el teléfono, era ella: ¡Qué sorpresa!, le comenté. me dijo que quería hablar conmigo, y quedamos en vernos en un café para conversar.

 

Esa tarde me comentó que estaba por cumplir año y que me llamaría para salir a celebrar con un grupo de amigos, y así fue. Me llamó y nos reunimos en un lugar de moda. Por alguna razón, esa noche al bailar, el ritmo de la música, el roce de nuestros cuerpos, quizás también el sutil sudor de nuestra piel, produjo en nosotros una extraña pero extraordinaria sensación de éxtasis que derrumbó nuestros sentidos y nos elevó en medio de la gente. Ella bailaba muy bien.

 

No pude resistir rozar mis labios por el lóbulo de su oreja, su cuello, casi nos dimos un beso involuntario producido por esa fuerza magnética que nos invadió esa noche. Sin embargo, la cosa llegó hasta allí y nos fuimos a dormir.

 

A partir de esa noche empezamos a salir, comíamos, bailábamos y comenzamos a trabajar juntos en el proyecto que me había comentado en el café.

 

Yo estaba por mudarme a mi nuevo apartamento, le pregunté si quería conocerlo, ...y aceptó.

 

Entramos al apartamento y la invité a que observara la maravillosa vista de ese décimo piso. Era extraordinaria. Y mientras miraba por el balcón la tomé por detrás, la abracé por la cintura y comencé a besarle el cuello. Ella no se resistió.

 

Llevaba una minifalda gris y una blusita de tirito sencilla que hacían conjunto. Iba muy ligera de ropas. Mis manos recorrían su piel por todas partes y pronto estaba acariciando sus senos. Mis dedos sentían sus pezones erectos, durísimos... Se dio vuelta y en un beso introdujo su lengua en mi boca, dejándome casi sin aliento, … dura, profunda, saboreándome y dejando en mi boca una sensación de placer que aun puedo sentir.

 

Decidimos recostarnos sentados con mi espalda pegada a la pared del balcón y ella entre mis piernas recostando su espalda a mi pecho; eso les permitía a mis manos recorrer sus piernas y sin poderme resistir comencé a tocarla debajo de su ropa íntima. Su piel afeitada y húmeda complacía a mis dedos que pronto estarían dentro de ella, haciéndola sentir deseada, confundida y mojada como nunca.

 

Su humedad le empapaba la entre piernas y mis manos mojadas llevaban su miel a sus pezones que ya se salían de su blusa.

 

Me sentía en las nubes ...Le pedí que fuéramos al sofá.

 

Sin darnos cuenta nos encontrábamos besándonos y acariciando nuestros cuerpos.

No pude más y abrí mi pantalón y saqué mi pene que estaba excitado, gigante. Se lo acerqué a su boca donde recibió de sus labios y lengua una mamada suave, profunda, lenta, húmeda, lubricando mi pene para pedírmelo.

Nos desnudamos por completo.

Le besaba y chupaba sus pezones y bajaba en besos por su cuerpo, lamiéndole el ombligo hasta llegar a una cascada de placer que inundaba su vientre, donde mi lengua comenzó a saborear toda esa fuente que salía de su niña hecha mujer.  

Agitaba su clítoris con la punta de mi lengua y la penetraba, abriéndola con mis pulgares.

 

Me pidió que le introdujera mi pene con fuerza, con ganas... Mi pene penetró profundo desde atrás, empapándose, calentándose y haciéndole el amor durante horas y horas.

 

Amanecimos en el sofá del apartamento y al despertar nos miramos sabiendo que esta historia se repetiría durante muchas noches, por mucho tiempo.

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